Monday, June 30, 2008

Ondas oníricas



(Music)

Las ondas oníricas sacuden la realidad como un terremoto devastador, viajando más rápido que la velocidad de la luz, sacudiendo las neuronas de millones de cerebro al unísono. Sueños que se tornan pesadillas; pesadillas reales o de fantasía; sueños húmedos, secos, ardientes, fríos… ¿Nunca nadie os habló en sueños?
“Soñad, soñad pequeños míos, y podréis cambiar vuestro mundo, ese mundo tan lleno de claroscuros, luces y sombras que bailan al compás de este vals macabro, de esta danza de muerte que es la vida que os ha tocado vivir”.
Su voz era profunda, grave… si hubiera podido tocarla, hubiera dicho que era áspera, pero dentro de ese tipo de aspereza que te gusta tocar y abrazar, que te gusta sentir sobre tu piel desnuda. De haber tenido sabor, hubiera sido agridulce, y desearía haber podido lamer sus labios hasta saciar mi sed.
“Calíope, mi dulce Calíope” me miró, con sus ojos vacíos y vidriosos; se acercó hacia mí y tomó mi cara entre sus manos. “Pequeña musa que despiertas mis más primitivos instintos… te miro y siento furia, deseo…”
“Usted se equivoca, Calíope no es mi nombre, es…”
Aprieta las manos sobre mi cuello, impidiendo que entre y salga aire. Son cálidas y suaves, fuertes, firmes; no tiene miedo de apretar… Tengo miedo, pero también siento placer, ¿no es curioso? Me aferro a sus brazos y le lanzo una mirada amenazante; eso parece agradarle y deja de apretar para sonreír con una mueca de satisfacción.
“Así que ahí estás” susurra, se acerca a mi oído “Te he estado esperando, dulce Calíope”
Ahora lo entiendo. En el mundo onírico, Calíope es mi nombre; y él es mi captor, mi amante, mi protegido, mi padre, mi amo, mi esclavo, mi violador… él fue y ha sido siempre mi amor. Un temblor frío recorre todo mi cuerpo, estoy realmente emocionada, asustada, excitada… las piernas me flaquean y mi respiración se acelera. Por fin te he encontrado…
Muerde mi cuello y emito un gemido de placer; recorro con mis manos su espalda y noto todo su deseo hacia mí. Le tiro del pelo y grita; una mirada le basta para saber qué es lo que tiene que hacer. Me tira al suelo, arranca mi ropa y yo le dejo que entre hasta mi alma, que viole toda la cordura que hay en mí, toda la locura que invade mi cuerpo.
“Meow”
Algo ha saltado sobre mí… ah, sólo es Kinesa, maldita gata… Abro los ojos lentamente, y observo que aún es de noche. La habitación está oscura, y la pequeña tormenta de verano es ahora un pequeño diluvio estival; lo escucho a través de la persiana. A pesar de ello, hace una calor asfixiante… Miro el reloj, son las cuatro y afortunadamente, no hay llamadas en mi busca. “malditos cambios de horario” me digo a mí misma. Y maldita la hora en la que me mandaron a esta ciudad a trabajar…
Un mueble cruje y, por un segundo, vuelvo a sentir su presencia, su respiración detrás de mi nuca, lamiendo mi cerebelo para hacerme perder el equilibrio. Debería de girar esa manecilla que hay dentro de mí, pero realmente descubro que quiero girar la tuya y darte un poco de placer, un poco de dolor.
Siempre está bien tener un poco de los dos.
(Extracto de "Calíope")

No comments:

Post a Comment