Al inspirar, se hincha el pecho, se abren tus pulmones, te quedas desnudo frente al mundo dejándole que entre enterito dentro de ti. Es un acto de valentía enorme, porque todas tus barreras quedan desprotegidas para dejar entrar nuestra fuente de vida. En ese mismo instante en el que te llenas de vida, eres el más vulnerable del mundo.
Al expirar, expulsas venenos químicos, y con ellos se van todos tus miedos y miserias. Expirar arranca de tu cuerpo todo lo malo, todo aquello que temes y odias. Te sana, expía tus pecados que, uno a uno, salen por tu boca y tu nariz.
Pero entonces vuelves a cometer el acto de vida e inspiras de nuevo para seguir caminando. E inspiras toda la muerte que acabas de expirar.
Y el ciclo de la vida se transforma en el ciclo de la muerte. Vida y muerte, cogidas de la mano. Como inspirar y expirar.
Metafísicas biológicas sin ton ni son.
Thursday, December 4, 2008
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