Yo tuve una que se puede resumir en la canción "Allí donde solíamos gritar", que me recuerda a correr por las calles granadinas a altas horas de la noche, a la biblioteca por la mañana, al té de la indignación recién hecho y a otras muchas cosas...
Se resume en el mirador de San Nicolás, gritando.
La verdad, fue una relación corta pero intensa, de esas que cuando han pasado te dejan hecha añicos, el corazón roto, y te da igual lo que suceda después. Aún hoy creo que me da igual lo que suceda, a pesar de haber tenido desde entonces varias relaciones... ya hacen tres años, ¿o son cuatro? No lo recuerdo bien; tampoco importa. Fue hermoso, doloroso, dulce y amargo... sentí cosas que jamás desearía que nadie sintiera, pero que indudablemente todos hemos de sentir alguna vez.
Y ahora todo aquello ha pasado, y el futuro sigue brillando, cegándonos, frente a nosotros dos. Hace ¿tres años? ¿Cuatro? que no nos vemos... y realmente no sé si querría volverle a ver.
Pero ahora, cuando recuerdo aquellos días, sonrío :)
¿A que no sabes donde he vuelto hoy?
Donde solíamos gritar
diez años antes de este ahora sin edad,
aún vive el monstruo y aún no hay paz.
Y en los bancos que escribimos
medio a oscuras, sin pensar,
todos los versos de "Heroes"
con las faltas de un chaval, aún están.
Y aún hoy,
se escapa a mi control,
problema y solución,
y es que el grito siempre acecha,
es la respuesta.
Y aún hoy,
sólo el grito y la ficción
consiguen apagar
las luces de mi negra alerta.
Tengo un cuchillo y es de plástico
donde solía haber metal,
y el libro extraño que te echó de párvulos,
sus hojas tuve que incendiar.
Y en los hierros que separan
la caída más brutal
siguen las dos iniciales
que escribimos con compás,
ahí están.
Vertical y transversal,
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas
cuando tú me repetías que
té hundirá y me hundirá,
y solamente el grito nos servirá,
decías "es fácil" y solías empezar.
Y es que el grito siempre vuelve
y con nosotros morirá,
frío y breve como un verso,
escrito en lengua animal.
¡Y siempre está!
Te hundirá y me hundirá
y solamente el grito nos servirá
y ahora no es fácil,
tú solías empezar.
Vertical y transversal,
soy grito y soy crital,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas
cuando tú me provocabas aullar.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
Y ya está, ya hay paz,
oh, ya hay paz.
¿Porque gritaba?
Lo sé y tú no,
no preguntabas,
tú nunca, no.
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